Utilizando los datos recogidos por la misión Lunar Prospector de la NASA a finales de 1990, los científicos detectaron dos regiones ricas en hidrógeno cerca de los polos de la Luna, lo que probablemente indica la presencia de hielo de agua.
Las placas de hielo son opuestas entre sí - la línea entre ellos pasa por el centro de la Luna - lo que parece que esto solía ser su eje de rotación.
El trabajo aparece en la revista Nature.
En él se describe una oscilación gradual, o "desplazamiento polar verdadero", que suman alrededor de un turno de seis grados por completo.
Una posible explicación de este cambio, que sugieren que se llevaron a cabo los investigadores durante varios millones de años, es la actividad volcánica en una región llamada la Procellarum.
Esta franja de territorio incluye la mayoría de las manchas oscuras de la Luna que son visibles desde la Tierra. Los volcanes y la actividad geológica asociada habrían hecho que sea más caliente y más ligero que el resto de la Luna.
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